En la segunda mitad del siglo XIX comienza a articularse un nuevo modo de entender las enfermedades mentales que ya no se restringe exclusivamente a la preocupación por los delirios, las alucinaciones, los actos violentos o las pasiones irrefrenables, hechos que hasta ese momento concentraban el interés de alienistas y psiquiatras. Ese desplazamiento permite clasificar un conjunto cada vez mayor de conductas y comportamientos cotidianos como patologías psíquicas que requieren intervenciones terapéuticas. Emerge así un nuevo campo de saber que posibilita que hechos simples, como la tristeza profunda, la sexualidad en la infancia, el alcoholismo y los más diversos desvíos de comportamiento pasen a ser, poco a poco, objeto de discursos e intervenciones médicas.
Asistimos, así, a la creciente consolidación de ese espacio de saber y de intervención que Michel Foucault denominó medicina de lo no patológico. Se delinean, en ese momento, los contornos de una psiquiatría ampliada que permanece hasta hoy interesada en definir y clasificar las enfermedades del hombre normal.
Deberemos indagar, por ejemplo, cómo surge, cómo se valida y cómo se difunde ese saber médico relacionado a lo no patológico. Analizar a partir de qué espacio epistemológico, de qué saberes y de qué estrategias discursivas se consolidó esa psiquiatría ampliada que aparece en la segunda mitad del siglo XIX y que hoy parece haber renacido con fuerza inesperada.
Sandra CaponiFragmentos de la Introducción
Doctora en Filosofía. Catedrática, Departamento de Sociología y Ciencia Política, Universidade Federal de Santa Catarina. Becaria, Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq), Brasil. Investigadora en el Centro de Investigaciones en Antropología Médica de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, España.